domingo, 31 de mayo de 2015

Que mi mamá se ponga a tejer un chaleco para mi sobrina
Que mi sobrina me pregunte por mi gata, que murió hace una semana
Que mamá diga sobre su piyama talle uno después te va a quedar a vos.
Que mi mamá responda a mis mensajes de texto diciendo baci.

Vamos de la esperanza a la tristreza a la alegría a la tristeza al dolor.
Como con la morfina.




lunes, 25 de mayo de 2015

Día de la Matria


Mamá dormita en la pieza.
La mesa de la cocina está llena de fideos caseros.
En esta familia, hacer algo contra el dolor se traduce, a veces,  en hacer fideos caseros,
con estofado y todo.
La culpa es de mis abuelos. Los tanos.
Mi abuelo pidió un plato de fideos con tuco, cuando estaba internado. Comió. Habló todo el día. Después empezó a ponerse mal. Cada vez más. Después lo durmieron para siempre.

Dejame que tengo que hacer algo, dijo papá.
Y sin discutir, dejé que siguiera cortando la cebolla.
Tenía los ojos llorosos.
Tengo que hacer algo, dijo, porque si no me pongo a pensar.
Esta enfermedad de mierda, murmuró.
Yo pienso en qué hago para el dolor, digo, para que no duela tanto,
Escribo.
Por eso abrí este blog.
Es un acto egoísta escribir, por eso lo comparto. No quiero quedarme con nada de esto. Y aún así es lo que necesito.

Voy a la pieza. Mamá está levantada,  mira por la ventana. Canturrea: el sol del 25 viene asomando.

Hoy va a tener un buen día, pienso.
Tuvo un buen día. Comió. Durmió menos que ayer. Sonrió.
Cuando miramos el discurso en la plaza lloró un poco. Un año atrás, íbamos a la plaza, caminábamos entre la gente, escuchábamos el Discurso cerca de la pirámide de Mayo, viendo las banderas y las caras de los que estaban con nosotras.
Ahora teníamos que ver lo que pasaba en la plaza por la televisión.
Esta enfermedad de mierda, pensé. Tal vez, por eso lloraba.

Pero también está la historia del país. Y la historia de los discursos. Tal vez,  por eso lloraba, también.
Mamá siempre fue una mujer política. Una guerrera. Una persona con convicciones. Nos enseñó bien.
Miramos el discurso de la presidenta, sentados con ella en la cama.
Después de un rato de escucharla, se saca  la chalina, las medias  de lana que cubrían sus pies hinchados.
La miro, atenta. Me mira. ¿Tenés calor?, le pregunto. Mucho calor humano acá,  me dice, abre los ojos,  como en la plaza.





domingo, 24 de mayo de 2015

Andá a bañarte

anda a bañarte me dice, dale, yo te espero acá, no me muevo.
me prometes que no te moves, le digo mientras me levanto.
te prometo
cierro la puerta del baño
la escucho
aunque me caiga muerta, dice

tiene cáncer pero no deja de tener humor.

abro la puerta. ay qué chistosa,  digo, y sonríe.

abrí la puerta para verla sonreír.
una vez más.

abriría cualquier puerta para verla sonreír 
todas las veces que nos queden